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jueves, 19 de enero de 2012

Sentimientos de un aviso programado





Ir a un domicilio.
Visitar a un anciano. 
Quedarse un rato.
Charlar con él.
Reírse un poco.
Que el paciente se ría.
Ver como vive.
Vivir sus vivencias.
Tener tiempo.
No estar estresado.
Ir con un médico residente al domicilio.
Ver su botiquín.
Que se alegre el paciente de verte.
Que te alegres de ver al paciente.
No tener pacientes esperándote en la consulta.
Que se acuerden de la edad de tus hijos.
No tener que sacar el talonario de recetas.
Auscultar con la oreja sus palabras.
Mirar los reflejos pupilares sin necesidad de luz.
Saber que su marcha es buena porque quiere enseñarte una foto.
Apagar una televisión cuando empiezas a hablar.
Que te agradezcan todo lo que has hecho por ellos.
Conocer la cama del paciente.
Saber que la jarra de agua sigue llena.
Leer una carta con una cita para decirle cuando le toca.
Que le busquemos el número de su sobrina porque se entera mejor.
Retirar los medicamentos que no sirven.
Decir que volveremos a verle.
Recoger el maletín sin ninguna prisa.
Despedirnos con una sonrisa.
Recibir una sonrisa de despedida.
Salir del domicilio junto al residente.


Tiempo para ser médico.
Tiempo para ser persona.

5 comentarios:

  1. Y todo eso siendo el residente yo, que si es otro se multiplica por 3 o 4 jajaja.
    La verdad es que cosas como estas te hacen recordar por qué decides ser médico de familia y te llenan de energía para poder soportar todo lo demás que conlleva la especialidad, muchas cosas de ellas impuestas por la administración porque siempre somos el patito feo, y saber que tarde o temprano el patito se convierte en cisne.
    Gracias por compartir esto con todos.
    Un abrazo y hata el lunes

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    1. Genial. Describes el sentimiento mas profundo de un médico de familia . Momentos como los que describes son únicos.

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    2. Gracias por el comentario, Bartolomé.
      Nuestro objetivo debería ser poder seguir disfrutando estos momentos, para que podamos hacer disfrutarlos a los demás.
      Un abrazo.

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  2. Me encanta tu reflexión. Ojala tuviera la suerte de tener residente, mi centro de salud (Alameda 5, Madrid centro) es pequeñito y curte.
    Pero por todo lo demás, la historia es lo que me hace gratificante una visita a domicilio, tal y como tu la describes.
    Enhorabuena por tu blog
    Fernando Casado

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  3. Gracias resi por tu comentario.
    Fernando, un placer tenerte por aquí.
    Ese es el objetivo.
    Expresar estos sentimientos, y que os identifiquéis con ellos.
    Estos momentos son en realidad nuestra razón de ser como médicos de nuestra especialidad.
    Necesitamos tiempo y menos sobrecarga asistencial para ser Médicos de Familia y disfrutar de nuestro trabajo.
    Debemos luchar para poder disfrutar de ellos, y lo que es más importante, que nuestros pacientes y las nuevas generaciones también lo disfruten.
    Un abrazo a todos.

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